martes, 12 de abril de 2011

Casi albóndigas IKEA

En realidad es mentira. El título de la entrada debería ser "Intento de albóndigas de Ikea que se acabó convirtiendo en minihamburguesas de Mónica". Se acercaría mucho más a la verdad, pero como en el título no puedo poner cursivas así se queda. En cualquier caso están buenísimas :D

La receta la saqué de pepekitchen, tras una escueta búsqueda en google. Altamente recomendable lo de buscar* cosas de cocinar en google, creo que no lo uso más intensamente que cuando estoy estoy en la cocina metida hasta el cuello entre cazuelas. Suele pasar que a medias de una receta me doy cuenta de que no sé cuando tiempo se tarda en cocer el arroz, de a qué temperatura debo poner el fuego para que no se me fría la cebolla (mira que lo he intentado, pero soy incapaz de pochar la cebolla) o cosas por el estilo. La mayoría de las recetas, incluso las más sencillas, pueden complicarse a la mínima oportunidad, sobre todo si quien se mete entre fogones es novato, y no se suele contar con esta circunstancia. Por esto, la mayoría de las recetas se reducen a cuatro pasos simples y tienes suerte si encuentras una en la que a cada paso le acompaña una foto. Así que he decidido poner aquí esta receta, versionada para mi gusto, con una foto de cada paso y demostrando qué es lo que pasa, tal y como me gustaría encontrarme un montón de recetas.

*creo que he descubierto la rueda ¬¬'

Minihamburguesas al estilo sueco (mira que apañada soy para ponerle nombre a las recetas)
Ingredientes
- 500 gramos de carne picada
- Media cebolla grande
- 200 mililitros de nata (y un poco de leche)
- Un tercio de barra de pan (menos)
- Un huevo
- Patatas de guarnición
- Mermelada de arándanos
- Mantequilla
- Sal y pimienta

Respecto a los ingredientes: 
- Sospecho que había menos carne picada de la que pongo. No la compré, usé un paquetito casero que había en el congelador. 
- Los 200 mililitros de nata son los que vienen en un mini cartón de nata. Usé todo por comodidad. 
- Lo del tercio de la barra de pan es muchísimo. Se supone que hay que hacerlo con pan rallado o al menos un poco duro del día anterior y yo usé pan recién hecho. En cualquier caso, fue demasiado para la carne que tenía.
- Las patatas de guarnición son esas patatas redondas, pequeñas y con la piel muy fina. Puede usarse cualquier patata, yo usé éstas porque no tenía en casa y aproveché para comprarlas.

Parece un anuncio encubierto de Tulipán, desde luego no era mi intención.
En la foto sólo faltan la sal y la pimienta.

Lo primero que hice fue poner a cocer las patatas, cuando descubrí que podían tardar a hasta 45 minutos en estar listas. Éstas, como son pequeñas, tardaron sólo algo más de media hora. También pueden cocerse en el microondas en menos de cinco minutos, pero ya que me puse, me puse. Primero las lavé muy bien frotándolas con agua. En el agua de cocer puse un poquito de una pastilla de caldo y nada más. Esperé a que el agua cociera y luego las eché.


Después, saqué la tabla de cortar y un cuchillo. La cebolla que tenía era muy grande, así que opté por usar sólo la mitad. Pelé la cebolla, la corté por la mitad y me puse a picarla. Arguiñano lo hace en un momento y sin llorar ni un poquito, pero yo estuve como diez minutos peleándome de diversas formas con la cebolla. Así la dejé, aunque debería estar más picadita. La próxima vez la rallo, creo que quedará mejor.


En este punto, aprovechando la tabla y el cuchillo (que lavé antes) procedí a cortar el pan en trocitos pequeños. Esto no tiene mucho misterio. Puse el pan en un plato hondo.


Cuando iba a echar la nata por encima me di cuenta de que era muy densa. En un vaso aparte puse tres o cuatro cucharadas de nata y un chorrito de leche y regué el pan con ello. Esto lo hice ahora , casi al principio de la receta, para que el pan tuviera tiempo de empaparse.


Encendí un fuego a temperatura media-baja (punto 4 de 12) y en una sartén dejé que una cucharadita de mantequilla se deshiciera. 


Cociné la cebolla tranquilamente con la tapa puesta. Tardó un rato y dejé que lo tardara, que como ya he dicho antes nunca he conseguido pochar la cebolla. Más o menos diez minutos después, la cebolla tenía este aspecto.


Dejé la cebolla en su sartén un poco más, mientras comprobaba cómo iban las patatas. Sí, tardé media hora en hacer todo lo anterior, soy una cocinera tranquila. Las patatas ya se dejaban pinchar con un tenedor sin oponer resistencia (la que tiene una patata) así que paré el fuego. Dejé que se enfriaran en el mismo sitio y en el mismo agua, pues así quedan más enteras cuando se pelan.


Eché la cebolla a la carne y lo integré todo.


Después eché el pan remojado en la nata (y la leche) y también lo integré. Antes me había pringado las manos para ver cómo de remojado estaba el pan y comprobé que, por un lado, la corteza del pan seguía un poco dura y, por otro, que había demasiado líquido sin absorver. Por esto, primero espachurré un poco el pan con un tenedor y posteriormente pasé por un colador la masa de pan.


La nata que sobró del pan la agregué a la que no había usado antes (bastante) y la reservé.


A la carne le puse lo que le faltaba, el huevo. Despues de volverlo a integrar puse un poco de sal y de pimienta blanca. Este paso se me suele olvidar siempre. Normalmente cuando cocino se me olvida la sal y hay veces que aunque me acuerde no se la pongo, porque no la echo de menos en absoluto. Pero en esta ocasión me acordé y se la puse. 


Llegados a este punto, sólo falta hacer las albóndigas y casi acabamos. Sin embargo, mi gozo se sumió en un profundo pozo cuando constaté que había puesto demasiado de algo y las albóndigas se negaban a tener consistencia.


Por esto (he aquí mi mente avispada) decidí que mejor que albóndigas... ¡hamburguesas pequeñitas! Ala, que no se diga que no tengo iniciativa. Las freí en la misma sartén que había usado para la cebolla, donde puse un poquito más de mantequilla según hicera falta, aunque la verdad es que no me hizo falta apenas nada. También posiblemente sea porque más que freirlas las pasé a la plancha.


Las hice a fuego medio (6 de 12) y tardaron su tiempo en estar cocinadas. A estas alturas mi paciencia ya estaba entrenada. No conté las que salieron, pero seguro que fueron en torno a veinte.


Entre tanda y tanda de hamburguesitas y su respectivo tiempo de cocinado, aproveché para pelar las patatas. Salieron muy enteras, que era lo que pretendía.


Cuando acabé con las hamburguesitas, en la misma sartén para que tomara el sabor, eché la nata. Siempre removiendo con la cuchara de madera para que no se pegara y a la misma temperatura que estaba. La nata fue tomando un color tostado y cuando estaba espesa y más o menos a la mitad la retiré a un bol.


Por último, emplaté. Esta parte suele obviarse en las recetas y en casa siempre se sorprenden cuando me preocupo de que, al menos mi plato, tenga un aspecto agradable. Se come por la vista antes de por cualquier otro sentido y es algo que me gusta cuidar. Lo que hice con éste fue colocar en un lado del plato las hamburguesas, una sobre otra. Pensé en dejar las patatas enteras, que para eso las había pelado con cuidado, pero me gusta que un plato sea fácil de comer y ya que estaba todo en bocados  relativamente pequeños, corté las patatas y las coloqué del mismo modo que las hamburguesas. Como me quedaba un hueco en medio, pensé en hacer un juego de colores con la mermelada y la salsa de nata. Sin embargo, se supone que la salsa de nata debe acompañar las patatas, así que se la eché por encima. Y como no me gusta pasarme con poner salsas encima de las cosas, puse la mermelada en el centro lo que además conseguía que no quedara un hueco blanco en el plato.


No calculé el tiempo que tardé en hacer todo esto, pero me puse a hacer la comida un poco despues de las 13:30 y a las 16:00 había comido. Supongo que todo esto puede hacerse en poco más de una hora cuando se coja un poco de práctica. Todavía no tengo mucha maña en la cocina y suelo tardar más de la cuenta generalmente y sobre todo si es la primera vez que cocino algo, como es el caso. Es algo que no me importa, no tengo la presión de dar de comer a nadie más que a mí y no me importa tardar en algo si luego  lo voy a disfrutar.
El plato estaba realmente muy rico. Sólo puedo ofrecer mi palabra, porque fui la única que lo comí, pero reconozco que he cocinado otras cosas que no estaban tan buenas. Soy bastante crítica con mis propias comidas.
Respecto a las albóndigas suecas, además de todo esto, también se las acompaña con pepinillos. Y como cualquier albóndiga (hasta donde yo sé) llevan perejil, aunque es un condimento que últimamente no aguanto y lo he desterrado.

Y para acabar, la foto artística, que me gusta a mí hacer esto para que quede más resultón :D



1 comentario:

  1. que pinta mas buena tienen esas albondigas, ademas esa foto artistica esta genial jej!

    besitos y feliz domingo!

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